Se terminan las navidades y con ello espero yo que se termine de hacer el becerro por parte la población española que ha hecho de su capa un sayo en esto de los confinamientos y las medidas de seguridad. Porque se ha hecho lo que nos ha salido de las narices y ni se nos ha pasado por la cabeza que con esta estupidez hemos podido perder la vida o o peor, hacérsela perder a otros.
Ahora no me vengan que si los políticos no han hecho lo suficiente, que si no se han puesto de acuerdo y todas esas frases hechas que solo justifican nuestros incumplimientos. Y es que yo no estoy de acuerdo con el mensaje que nos dan desde los medios sobre la ejemplaridad de la población. Ja, ja y ja, a los ciudadanos que no nos pongan obligaciones porque no las aceptamos a no ser que venga un guardia con la porra.
Es cierto también que el desmantelamiento del sector público inducido por partidos que piensan que el liberalismo, o peor, el neoliberalismo es la solución a nuestros problemas, nos ha llevado a esta situación insostenible. Aquellos países con un sector público fuerte están mejor preparados no solo para el tema de la pandemia si no también para su solución que no es otra que la vacunación.
Por lo tanto esto me hace pensar que el ciudadano es culpable por dos cosas: una, por haber votado a partidos que nos han desmantelado el sector público tanto el empresarial como el de los servicios, y dos, porque a los españoles las normas nos las traen flojas y si no nos detienen o nos obligan, no movemos un dedo por lo común.
¡Qué daño ha hecho la educación concertada! que daño.
Trespassos
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