El precio de la electricidad vuelve a subir en el día de hoy (respecto a ayer, aunque a niveles más bajos que el viernes), lo que incrementará la factura de muchos consumidores. Es consecuencia de un mercado ineficiente diseñado por la UE y alguna cosa más que en este texto voy a tratar de explicar.
Unos 11 millones de consumidores en “tarifa regulada” (PVPC) verán un incremento en su factura de enero, a pesar de que son los más beneficiados por los cambios regulatorios de los dos últimos años, los cuales han supuesto una bajada de casi un 40% (unos 120€/año de ahorro). El precio de la electricidad varía cada día porque se determina mediante un sistema que traslada las oscilaciones al consumidor final. Esas oscilaciones se deben a las dinámicas de oferta y demanda mundiales, por lo que un problema en Asia puede repercutir en nuestra factura.
Este sistema denominado “marginalista” implica que las energéticas tengan “beneficios caídos del cielo” (windfall profits) porque cobran toda la energía ofertada al precio más caro de la “cartera” (pool). Algo parecido a vender tres productos al precio del más caro. Lo vemos con una analogía:
1.- Imaginemos que queremos vender un mismo producto en el mercado: un kilo de trigo. Para producir trigo necesitamos tierra, mano de obra y fertilizantes y máquinas, que varían de un sitio a otro y hacen que el coste de producir también varíe.
2.- Imaginemos que un kg lo producimos por 10€ en un campo muy fértil; otro kg en otro sitio cuesta otros 20€; y un kg más otros 100€. El sistema implica que venderemos cada uno de ellos a 100€ (el más caro): pagaríamos 300€ por 3kg de trigo cuyo coste conjunto es de 130€.
3.- Ahora, imaginemos que en Japón demandan muchos fertilizantes por la razón que sea. Al subir su demanda el precio sube también. Sube el precio del trigo más caro, el que más fertilizantes utiliza, a, por ejemplo, 500€. ¿Qué pasaría bajo este sistema que estamos analizando?
4.- La respuesta es que esa subida de precio afectará a todo el mercado de trigo mundial, porque ahora todo el trigo se venderá a 500€, también el que cuesta 10 euros. Así se beneficiará a los productores de trigo más competitivos, incluso a los que no utilizan fertilizantes.
Esta analogía nos sirve porque es una versión simplificada (entre otras cosas, el coste que se usa como referencia no es el coste individual sino el marginal) de lo que sucede con la determinación de los precios de los “productos” energéticos: hidráulica, nuclear, carbón, etc. Las reformas del Gobierno buscan, siguiendo con la analogía, incentivar que se produzca más trigo a 10€. Así, se quiere que nunca haga falta echar mano del trigo de 100€ o 500€ porque sea suficiente con el de 10€. Es decir, energía más barata para el consumidor.
De ahí que apostar por las renovables sea la mejor manera de reducir la dependencia exterior “energética” y aislarnos de la volatilidad de los precios de las materias primas en los mercados internaciones, reduciendo el coste de la factura para las familias trabajadoras.
Pero al margen de esta dinámica, en España el sector energético está dominado por tres grandes empresas, que tienen un gran poder de mercado. La composición social general de estas empresas es también problemática: años de conflictos de interés han puesto nombre a su poder. En los últimos años la labor de vigilancia de la CNMC se ha saldado con varias multas multimillonarias a las grandes empresas españolas por manipular el mercado, es decir, por encarecer ilegalmente el precio de la electricidad. Para asegurarnos de que no ha existido ninguna otra irregularidad, desde el Ministerio de Consumo se ha solicitado a la CNMC que informe sobre el comportamiento del mercado durante los últimos días (https://www.eldiario.es/.../gobierno-pide-cnmc-investigue...)
Una empresa pública no controlaría el mercado ni es la panacea, pero con ella mejoraría el margen de acción pública y se conseguiría cambiar la estructura de mercado. Es también un instrumento útil que ayudaría a bajar los precios. Por eso muchos defendemos su existencia. La subida del precio de la luz empeora la situación de pobreza energética de las familias más vulnerables, por lo que estamos ante un severo problema social cuya solución es prioridad de este Gobierno y para la que estamos trabajando sin descanso.
El mercado energético heredado por el Gobierno estaba mal diseñado y pensado para la era de los combustibles fósiles. Por eso se han realizado numerosas reformas para una transición energética justa, pero queda camino por andar. Por delante tenemos un problema que es estructural. Con todo, en los dos últimos años las reformas han logrado reducir el precio del mercado de la energía en el mercado mayorista en torno al 40%. El acuerdo de coalición establece unas líneas y medidas de trabajo que aspiran a resolver este problema de una vez por todas.
Además, el gobierno de coalición sigue desarrollando reformas para el mercado energético que corrijan las anomalías. Entre ellas está la fiscalidad de las empresas energéticas y también nuevas formas para conseguir un sistema energético más justo y que proteja a los vulnerables.
En definitiva: el Gobierno de Coalición está centrado en lograr reformas para bajar el precio de la electricidad y corregir problemas estructurales que arrastramos desde hace décadas y que se agudizan por la crisis ecológica provocada por el actual modelo de producción y consumo.
Alberto Garzón
Así se habla
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