Son tiempos excepcionales en Europa. La guerra. Los precios históricos del gas, el petróleo y la electricidad. La inflación por las nubes. Una recesión en ciernes. La omnipresente crisis climática. Y, el invierno ya está aquí, dejando a la gente en riesgo de tener que elegir entre calentarse o comer.
La primera crisis energética global exige una intervención sin precedentes de gobiernos y de la UE. El consumo de gas, petróleo y electricidad debe reducirse rápidamente, de forma que se garantice la sostenibilidad sin agravar la pobreza energética. Necesitamos una reducción y redistribución justa de la energía que tenemos para hacer frente a la crisis del coste de la vida, y detener la expansión de los combustibles fósiles para evitar la catástrofe climática.
La forma en que los líderes gestionen esta crisis determinará si los países cumplen los compromisos adquiridos en el Acuerdo de París para mantener el calentamiento global en 1,5 °C. La Agencia Internacional de la Energía advirtió de «la fragilidad e insostenibilidad de nuestro actual sistema energético» y se preguntó «si la crisis será un revés para las transiciones hacia energías limpias o catalizará una acción más rápida». El objetivo a largo plazo debe ser la independencia energética mediante un sistema 100% renovables para la electricidad, la calefacción, la industria y el transporte. Aunque esto no puede lograrse rápidamente en todos los sectores, hay muchas medidas urgentes que los gobiernos pueden implementar para conseguirlo.
Ahorrar energía grandes consumidores
Industria
- Limitar la demanda: Reducir el funcionamiento de las industrias más consumidoras y no esenciales.
- Gestionar la demanda: distribuir el uso de la energía a lo largo del día y la noche.
- Descarbonización de la industria esencial. Cambiar con urgencia aquellos procesos industriales esenciales por tecnologías energéticamente eficientes libres de fósiles.
Edificios públicos y comerciales
- Limitar la demanda: Reducir el funcionamiento de los edificios más consumidores y no esenciales.
- Gestión de la demanda: Ajustar la temperatura interior: menos calefacción en invierno y refrigeración en verano. Limitando la climatización y las luces a cuando cuando sean necesarias mediante entre otras medidas introducir detectores de ocupación y LED.uso limitado del agua caliente.
- Decarbonización de los edificios esenciales: Invertir en aislamiento express y cambiar a equipos térmicos energéticamente eficientes y eléctricos/renovables.
Todo el mundo debe contribuir a reducir el consumo de gas, electricidad y petróleo, pero es la industria -los mayores consumidores- quien más debe reducirlo. Esto puede lograrse mediante el racionamiento y medidas obligatorias que además, prohíban dar pasos hacia atrás del gas combustibles más contaminantes aún como el petróleo o el carbón.Sabemos que es posible. Por ejemplo, los Países Bajos redujeron el consumo total de gas un 25% en el primer semestre de 2022 respecto a 2021, en España cayó un 34% el consumo de las industrias intensivas en gas. Esta crisis exige que los gobiernos tomen medidas extraordinarias para garantizar reducciones energéticas generalizadas, especialmente de los mayores usuarios, desplazando la carga de los individuos.
Ahorrar energía en el transporte
- Introducir un «billete climático» asequible para el transporte público (como el billete alemán de 9 euros).
- Prohibir los vuelos de cortos cuando exista una alternativa razonable en tren.
- Prohibir los jets privados.
- Promover una conducción más eficiente, reducir los límites de velocidad.
Los nuevos cálculos de Greenpeace muestran que las reformas a corto plazo reducirían la demanda de petróleo en el sector del transporte de la UE en unos 50 millones de toneladas de petróleo al año y lograrían un ahorro energético anual de alrededor del 13%. Las medidas de reducción más eficaces son unos billetes climáticos asequibles para el transporte público en toda la UE, una reducción de los vuelos y un uso eficiente del automóvil.
Si se introdujeran reformas a corto plazo como el teletrabajo, un transporte público asequible y límites de velocidad más bajos, los consumidores de la UE podrían ahorrar 63.000 millones de euros en combustible. Estas reformas de ahorro energético relacionadas con el transporte también supondrían una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero de 180 millones de toneladas anuales, equivalentes a las emisiones de 120 millones de automóviles propulsados por combustibles fósiles, casi la mitad del parque automovilístico total de la UE.Ayudar para calentar sus hogares y producir energía renovable
- Prohibir la venta de calderas de gas nuevas
- Prohibición de que las empresas energéticas desconecten a los hogares y establecer alternativas de pago con tarifas sociales.
- Introducir planes de apoyo al aislamiento y hacer obligatorio el aislamiento de las viviendas mal aisladas.
- Introducir planes ambiciosos de sustitución de calderas por aerotermias/bombas de calor.
- Introducir planes de apoyo más ambiciosos a la captación solar directa y fotovoltaica.
- Formar a más instaladores en eficiencia energética, calefacción renovable y energía fotovoltaica
- Impulso/apoyo a las industrias productoras de material aislante.
La gente no debería tener que elegir entre calentarse o comer. Necesitamos más bombas de calor disponibles e instaladas en Europa. En la UE y el Reino Unido se instalaron 2,2 millones de bombas de calor en 2021, lo que supuso un ahorro de 1.000 millones de metros cúbicos de gas a partir de 2022. La mayoría de ellas sustituyeron a la calefacción de gas, algunas al gasóleo o a la calefacción eléctrica. El crecimiento en 2021 fue del 34%. Esto no es suficiente. Duplicar el ritmo de instalación de bombas de calor en la UE respecto a la trayectoria actual ahorraría 2.000 millones de metros cúbicos de gas en el primer año. Europa debe importar y fabricar más bombas de calor para que estén fácilmente disponibles.
Los gobiernos deben hacer todo lo posible para acelerar la transición justa: el plazo de entrega de la fotovoltaica sobre tejado podría ser de 4 a 6 meses. Para ello, Europa necesitará más de un millón de trabajadores del sector solar sólo en 2030. Debería ponerse fin al gasto en callejones sin salida como las infraestructuras fósiles y la energía nuclear, y en su lugar invertir más en un futuro sostenible para todos.
Gravar a los contaminadores y dejar de financiar la guerra
- Detener todas las subvenciones que mantienen el consumo de combustibles fósiles
- Las empresas de combustibles fósiles deben tributar por el 100% de sus beneficios extraordinarios.
- La recaudación del impuesto sobre los beneficios extraordinarios debe redistribuirse equitativamente o utilizarse para apoyar personas en vulnerabilidad energetica.
Es hora de hacer pagar a los contaminadores, y cortar el dinero para la guerra de Putin. Las subvenciones directas, las rebajas fiscales a los combustibles o la reducción de los impuestos a los combustibles fósiles beneficiarán a las personas, empresas e instituciones que más energía utilizan, y también ayudarán a financiar la guerra.
Los precios de la energía han estado subiendo rápidamente desde 2021 y ha empeorado desde el comienzo de la guerra, y esta volatilidad al alza no tiene visos de cambiar. Y son los productores de energía, como Shell, los que están obteniendo enormes beneficios de esta inestabilidad a través de beneficios “caídos del cielo” . Las empresas que producen o basan su negocio en el uso de combustibles fósiles (es decir, las grandes petroleras y gasistas, las refinerías y las empresas de servicios públicos basadas en combustibles fósiles) deberían ver gravados sus beneficios extraordinarios y redistribuidos equitativamente a nivel nacional o utilizados para apoyar a los hogares y comunidades más necesitadas de esos recursos.
Con la recesión que azota Europa, los gobiernos están introduciendo planes de ayuda pública para contrarrestar el aumento del coste de la vida. El dinero público disminuirá rápidamente, así que es hora de abordar la desigualdad gravando los beneficios de los contaminadores de combustibles fósiles para apoyar a los más vulnerables. Las personas y el planeta deben ser lo primero, y son los contaminadores los que tienen que pagar.
Consulta el informe completo sobre cómo afrontar la crisis energética europea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario