Todas las lavadoras de España, aproximadamente unos 18 millones, funcionando en la misma hora, estarían utilizando aproximadamente 45.000 MW durante los 40 minutos que dura el calentamiento del agua. Esta demanda horaria sería ahora mismo casi el doble de toda la del sistema eléctrico -23.600 MW-, y esto implica tres cosas:
  1. La primera es que nuestras lavadoras juntas pueden tener más influencia en el sistema eléctrico que la industria.
  2. La segunda es que podemos elegir cuándo poner la lavadora y hacerlo cuándo al sistema eléctrico le venga mejor ya sea para mantener la seguridad de suministro, para aprovechar mejor las renovables, o para consumir con el precio más bajo del mercado.
  3. La tercera es que la manera de poner la lavadora se llama “gestión de la demanda y es fundamental para cambiar y mejorar el sistema eléctrico. Esto significa que nuestras lavadoras juntas actuarían como un agregador de demanda “súper limpio”.
Desde el pasado 25 de febrero hasta hoy 28 de abril, hemos utilizado los datos de Red Eléctrica de España (REE) y del Operador del Sistema Eléctrico (OMIE) para recopilar información sobre la demanda eléctrica además de otros elementos como la estructura de generación, emisiones de CO2, precio, etc. Hemos visto que la demanda de electricidad ha caído hasta hoy un 17,66%. Esto es muchísimo y es atribuible a la caída de la actividad económica que afecta los sectores terciario e industrial. Porque a pesar de que la demanda doméstica seguramente ha aumentado debido al confinamiento, no tiene el peso suficiente como para compensar dicho descenso.
De todo este análisis, la principal conclusión a la que llegamos es que como consumidores tenemos “el poder de la lavadora”. La razón es la siguiente:
Para imaginar qué está pasando hemos comparado dos lunes, el lunes 9 de marzo y el 6 de abril. El primero un día “normal”, justo antes del Estado de Alarma, y el lunes 6 de abril que no sólo estábamos confinados sino que sólo estaban permitidos los servicios esenciales, algo parecido a una huelga general y sin salir de casa. Hemos reflejado con una gráfica lo que deducimos que está pasando.
En esta simulación vemos la potencia y los megavatios que estamos utilizando en cada una de las 24 horas que tiene el día:


En el día “normal” (trazo continuo) podemos ver que la suma del consumo industrial, servicios, pequeño comercio, etc… (en naranja) es mayor que el consumo de los contratos de baja tensión (en verde). En un día de confinamiento y parón (trazos a puntos) también podemos ver que la demanda naranja de los consumidores industriales, servicios, etc.. ha caído y mucho, pero parece que sigue siendo mayor que la demanda doméstica.
A pesar del cambio radical, es decir parón total, la curva mantiene la correlación con un día “normal” (trazo continuo). Es decir su capacidad de modificarse (a nivel horario) con los cambios de comportamiento es pequeña.
Es relevante porque pone de manifiesto que el consumo doméstico tiene mucho potencial de gestión de la demanda: los pequeños consumidores podemos “mover la curva de la demanda”. Recordemos que podemos colocar 9.000 MW si lavamos en frío, durante dos horas, en cualquier momento; o 45.000 MW si lavamos en caliente, etc. Esto significa que el momento en el que consumimos la electricidad, poca o mucha, puede variar y, por lo tanto, tenemos la capacidad de desplazarla a los momentos en los que las renovables funcionan (porque muchas de ellas son variables) y así las ayudamos, y al ayudarlas, los precios bajan, y eso nos beneficia.
En resumen, tenemos en nuestras manos un gran poder porque, de entrada, podemos ayudar a que se aprovechen más las energías renovables (y con ello hacer que la energía sea más barata y limpia) con algo tan sencillo como elegir a qué hora ponemos nuestra lavadora (por no decir otros muchos electrodomésticos que utilizamos y que podemos usar en otro momento sin alterar nuestra calidad de vida).
Eso es lo que llamamos gestión de la demanda, y en manos del gobierno está cambiar las reglas del mercado eléctrico para que eso sea posible y nos beneficie a toda la sociedad.