No quiero desanimar a nadie pero según vamos cumpliendo unos años nos va quedando poco futuro y mucho pasado que recordar. Y esto es exactamente lo que me pasa cuando llegan estas fiestas y más habiendo tenido esa infancia que a todo niño deseo y que yo pasé en Sotillo.
En mis navidades del pasado se agolpan en mi numerosos recuerdos como la inexistencia de decorados navideños por el pueblo o la escasez de juguetes que teníamos. Pero nos daba igual, el mejor juguete que un niño podía tener es haber pasado la infancia en Sotillo rodeado de los amigos y familiares.
Pero en este viaje al pasado si quiero hacerles participes de esos momentos especiales que he tenido, de esos grandes personajes, y que si mi cabeza no lo impide siempre estarán ahí, entre algodones. Recuerdo con mucho cariño la tienda de la tía Cesarea que exponía los juguetes de moda del momento para nuestros reyes y lo mismo te vendía una tela que un frigorífico que un producto químico. La recuerdo enlutada, con sus tijeras colgando de una cinta de su cintura y su moño hecho con escuadra y cartabón. Otro personaje de los muy grandes de mi infancia es el tío Apolonio cariñoso como el solo en su carnicería "alargada" que a mi me parecía interminable. Siempre alegre, siempre agradecido a la vida de lo que le había dado y siempre dispuesto a darte algo de aguinaldo. Grande entre los grandes, bueno entre lo buenos. Y recuerdo el bueno de Alarico, el hombre de la ley y el orden, y fiel presentante de la autoridad municipal. Siempre tenía una sonrisa para los niños y una mirada tierna para regañarnos. Y para terminar no puedo olvidarme del padre Segundo, azote de los infieles en sus "arengas" dominicales. Fiel soldado contra el pecado que lo mismo te daba una colleja que te daba cinco duros. El era un hombre (de Dios) de contrastes, bondadoso pero con un carácter de mil demonios.
Pero el momento más especial de todos es la noche de 24 de diciembre y la tradición de pedir en aguinaldo casa por casa, rincón por rincón y puerta por puerta. Nos juntábamos los de siempre aunque esto fluctuaba dependiendo del momento. Allí reunidos Manolin, Jarapales, David, Azules, Antonio y el que escribe, y más que no me vienen en este momento a la cabeza nos íbamos a trabajar "esa noche" donde ha decir verdad le sacábamos un buen dinero porque las gentes de Sotillo son así de generosas.
Recuerdo la cantidad de fallecidos que había porque en muchas casas nos decían que estaban de luto y en otras tantas ni nos abrían, pero nosotros fieles a la tradición de la "canción navideña protesta" les catábamos aquello de:
Esta puerta es de hierro y el cerrojo de madera a los amos de esta casa que les entre cagalera.
Y a correr que es como Dios dispone para estos casos.
De verdad les digo que si volviera a nacer haría exactamente lo mismo que hice sin dudarlo, sin quitarle una coma o añadirle un punto, exactamente lo mismo.
Tengo más mucho más pero no les quiero aburrir. Otro día si eso...
Trespassos
Hola,me gustaría saber quién escribió esto,un aplauso para el,yo siento lo mismo a pesar que yo no pasé toda la vida en Sotillo,pero nací ahí y me siento uno más de Sotillo,pese a que hace muchos años que no vivo ahí, pero siempre y cuando puedo me paso a visitar a mi familia y mis amigos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y feliz año nuevo.
PL
Pues desconocemos de quien se trata. Nos llega por correo electrónico y como nos parece correcto e interesante lo que dice se lo publicamos. Si quieres escribir o conoces a alguien que quiera hacerlo tiene este diario blog a su disposición.
EliminarGracias por tu comentario y que tengas un feliz año
Manuel Monterde