Hay libros que, simplemente, tienen que estar en tu biblioteca personal. "Crónica sentimental del nuevo régimen" de Álvaro Aguilera es uno de ellos. Es una obra que te sumerge en la nostalgia, pero con un propósito: nos confronta con los errores del pasado para que podamos aprender de ellos y construir un futuro mejor. En cierto modo, es un viaje al pasado —a veces, a nuestro propio pasado— que resulta especialmente valioso para quienes, con más nostalgia que futuro, buscan comprender el peso de lo vivido en la balanza de la vida.
Lo más fascinante de esta obra es la perspectiva alternativa que ofrece sobre el periodo posterior a la muerte del dictador. Aguilera nos desvela lo que los "grandes historiadores del régimen del 78" han preferido mantener en silencio. Entre sus líneas, descubrimos el meticuloso diseño político y social que nos moldeó, un plan que se extendió desde la cultura y la política hasta la economía. Su objetivo: forjar al "nuevo hombre democrático" de hoy, tal como se ideó durante los años de la Transición (de aquellos barros esto lodos). Si lo vemos como una película, "Crónica sentimental del nuevo régimen" es el equivalente a Matrix, transformando las escenas que creíamos inamovibles en nuestra memoria.
Conecto profundamente, casi en su totalidad, con la visión de ese "niño del nuevo régimen" que observaba el mundo desde su infancia. Ahora, ya adulto, ese niño ha descifrado el significado de lo que en su momento era incomprensible. Una lectura que te invita a reflexionar y a mirar nuestra historia reciente con otros ojos.
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Trespassos
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