El 14 de febrero, Catalunya afronta sus decimoterceras elecciones democráticas en un contexto de retos nuevos y urgentes. La crisis de la Covid que empezó a golpear al mundo a comienzos del año pasado ha tenido un fuerte impacto también a casa nostra, tanto a nivel social como económico, mostrando entre otros aspectos la necesidad de construir sociedades justas e igualitarias, resilientes y que sitúen la vida de las personas y el cuidado del planeta en el centro mismo de las políticas públicas.
Las próximas elecciones en Catalunya serán fundamentales y determinarán si desde la sociedad catalana seremos capaces de dar respuesta a la acuciante crisis climática y de biodiversidad que ya tenemos encima, y cuya correlación con la actual pandemia ya no se discute; o si por contra, continuaremos con el business as usual en el marco de un sistema económico y social que ya no da más de sí.
Durante el año 2021 comenzarán a llegar los fondos de Europa destinados a reconstruir nuestro sistema productivo, económico y social en clave verde y de transición justa. Por eso el próximo Gobierno de la Generalitat tiene que asegurarse de que esos fondos tienen que permitir afrontar la emergencia climática y llevar a cabo la enorme tarea de la transición ecológica. Para ello, es crucial que se impida que los fondos se empleen en líneas de actuación y sectores que no hacen sino incidir en la crisis ecológica que está llevando al planeta y a nuestras sociedades al límite.
Por ello, desde Greenpeace hemos elaborado un documento con una serie de propuestas con el objetivo de avanzar hacia una transición en clave verde y justa. Catalunya lleva años a la cola de la transición energética y los últimos estudios realizados muestran la preocupante situación en la que se encuentran nuestros ecosistemas. En un país ubicado en la cuenca mediterránea como el nuestro, donde se prevé que los impactos del cambio climático serán mayores que en otras geografías, urgen transformaciones rápidas y valientes que sitúen a Catalunya a la vanguardia del cambio. No hacerlo no es una opción.
Por todo ello, Catalunya deberá enfocar su acción política en los siguientes aspectos clave durante los próximos cuatro años:
- Cambio de modelo energético. Promover una transición energética justa que asegure cumplir con el objetivo de emisiones cero netas para 2040 y que ponga fin a la energía nuclear en nuestro país así como al resto de combustibles fósiles.
- Fondos de Reconstrucción Europeos. Asegurar que el dinero proveniente de los fondos de reconstrucción destinados a Cataluña se emplean en proyectos que supongan una verdadera recuperación verde y justa.
- Alimentación sana y sostenible. Fomentar la soberanía alimentaria basada en la agroecología y en la “dieta de salud planetaria” para que en 2050 el 100% del sector agrícola catalán sea ecológico.
- La biodiversidad como tabla de salvación. Garantizar una gestión y ordenación de los recursos y del territorio que ponga en el centro la protección de la biodiversidad y los ecosistemas de Catalunya.
- Reinventar nuestras ciudades. Alcanzar políticas de economía circular y de residuo cero a través de una remodelación del modelo de producción y consumo y garantizar la implantación de un modelo de transporte limpio donde el vehículo particular sea la excepción y no la norma.
- Fiscalidad justa y verde. Poner en marcha una reforma fiscal que incentive la transición ecológica y reduzca las desigualdades sociales, activando la puesta en funcionamiento de los impuestos recogidos en la vigente Ley de Cambio Climático.
Es el momento de pasar a la acción. Esta década será clave si queremos transitar hacia un modelo que impida que superemos los 1.5º C de temperatura media del planeta tal y como recomienda la ciencia. Catalunya, como segunda comunidad del Estado que más gases de efectos invernadero emite, juega un papel determinante.
El cambio es viable, es factible, es posible hacerlo y lo haremos.
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