Aquella tarde de verano...
Poco a poco te fuiste
otra tarde sin poderla ver,
quizá mañana suceda
y la veas al amanecer.
Tus colores se volvieron rojizos
el aire se hizo presente,
tus destellos se apagaron
pronto llegará ella.
Y en esa tarde de verano
mil colores aparecieron,
como festejando su llegada
para hacer magico el encuentro.
Tu reflejo se ciño en ella
para hacerla más reluciente,
en la noche de verano
cuando se fue el sol ardiente.
El silencio de la noche
lo rompía la chicharra,
anunciando tu llegada
bajo un calor intenso.
Y quizá llegue mañana
y él salga a tu encuentro,
viviendo aquel amor
que siempre será eterno
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