Por Arturo Blanco,
Coordinador de la sección de Arquitectura de la Institución Gran Duque de Alba
Agustín Ibarrola (1930 – 2023) ha sido un artista fundamental en el panorama vasco de la segunda mitad del siglo XX. Compañero de Jorge Oteiza en sus investigaciones espaciales, además de integrante junto a él del Equipo 57 fundado en el café Rond Point de París, y posteriormente de Estampa Popular, su trayectoria artística está marcada por un excepcional compromiso social, en primer lugar, contra el franquismo y, posteriormente, contra el terrorismo de ETA.
Sus obras pasan de la pintura de sus primeros años a la escultura de los años ochenta del siglo pasado. Creaciones como El bosque de Oma (1982-1991) en Kortezubi (Vizcaya); Los cubos de la memoria (2001-2006), en Llanes (Asturias); Las traviesas de Ruhr (2002) en Bottrop (Alemania); o Las piedras pintadas de Garoza (2005-2009), en Muñogalindo (Ávila), han marcado momentos esenciales de su trayectoria, además de la Medalla de Oro al Mérito en Bellas Artes junto al Equipo 57, recibida en 1993.
En el año 2005, Agustín Ibarrola invitado por el mecenas Alfredo Melgar llegó a la dehesa de Garoza en Muñogalindo (Ávila) para poder crear con tranquilidad y en libertad. Durante cuatro años residió a temporadas en este paraje de la provincia de Ávila y allí configuro su obra Las piedras de Garoza, una creación de pinturas sobre 115 bolos de granito entre encinas, donde se presencia la transformación del territorio en un paseo mágico, lleno de referencias al lugar, a su pasado, a sus moradores y a su futuro. Ibarrola construye en Garoza un “tiempo topológico” del paisaje cultural abulense como nunca antes se había conseguido.
La provincia de Ávila y sus vecinos debemos agradecer la generosidad de Ibarrola por ofrecernos este legado y espejo de nuestra tierra, realizado por uno de los artistas más importantes de las últimas décadas, defensor de la libertad y de los compromisos sociales.
Perdemos un maestro de la cultura contemporánea, pero hemos ganado un referente en la transformación y el progreso de la provincia de Ávila. Un hombre valiente e idealista cuyo ejemplo en nuestra tierra permanecerá vivo en Garoza.
Muchas gracias, Agustín, que la tierra te sea leve.
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