Hoy, día de la Junta General de Accionistas del Banco Santander, hemos colocado un mensaje muy claro “SANTANDER DEFORESTA” y hemos simulado un incendio en la ciudad financiera del Grupo (Boadilla del Monte, Madrid) como los muchos que producen intencionadamente en Brasil y otras partes del mundo financiados por esta entidad financiera.
Cuando el Banco Santander se refiere a su identidad, a su marca, en su web afirma que “uno de los elementos que mejor nos identifica es nuestro símbolo, la llama. Representa el fuego y lo que éste supuso para la evolución humana, un aliado que nos ha ayudado a avanzar y a evolucionar como especie”.
Pues bien, hemos querido recordar a los responsables de esta entidad financiera que el fuego es también un símbolo de la destrucción de la naturaleza.
El fuego y la agricultura van asociadas. Desde el Neolítico hasta hoy, el cambio de uso del suelo, la deforestación, se hace a través del fuego. Una vez extraída la madera con valor comercial, el bosque secundario se quema y se transforma en cultivos de soja, aceite de palma, caucho, etc. o pasto para el ganado.
Esto es lo que estamos queriendo recordar al Banco de Santander en el día de su Junta de Accionistas. Además, en un contexto singular, junto al arboreto de olivos que se creó bajo la presidencia de Emilio Botín (ex presidente del Banco Santander) cuando allá por 2002 empezó a traer ejemplares centenarios (e incluso milenarios) de diversos países del ámbito mediterráneo. Del interés de este banquero por esta especie, la entidad financiera financió la secuenciación del genoma completo del olivo, sin ninguna duda un gran avance científico. Pero la mayor parte del negocio de este banco está lejos de esos valores e intereses por el bien común y la conservación del patrimonio natural de la humanidad.
Hoy en día el Grupo Santander se dedica a financiarla destrucción de los bosques en Brasil e Indonesia
Numerosas investigaciones, informes y artículos presentados públicamente en los últimos años señalan al Banco Santander como un actor importante en el problema de la deforestación. Y en el caso de Brasil, es uno de los principales bancos internacionales responsables de financiar o invertir en empresas vinculadas a la destrucción de la naturaleza. De manera muy resumida:
#1
Empecemos con la empresa Bunge, financiada por el Grupo Santander y empresa cuya cadena de suministro de soja tiene vínculos con la deforestación de más de 196.000 hectáreas en el Cerrado y la Amazonia brasileña. Además, según un informe de la Agencia de Investigación Medioambiental, Bunge es uno de los comerciantes que compran aceite de palma a dos molinos indonesios que se han abastecido de frutos de palma en áreas recientemente deforestadas.
#2
Otra empresa a la que el Grupo Santander presta servicios financieros es Cargill, empresa que desde el año 2020 ha mantenido posibles vínculos en la cadena de suministro de soja Cargill con casi 67.000 hectáreas deforestadas. Y no solo en Brasil, la cadena de suministro de soja de Cargill está vinculada con la deforestación de más de 15.000 hectáreas en Bolivia.
#3
Lo mismo podemos decir de la mayor empresa cárnica del mundo, JBS. Las investigaciones han encontrado vínculos en la cadena de suministro de soja de JBS con más de 102.000 hectáreas de deforestación en la Amazonia brasileña y el Cerrado. Y a finales de 2022, otra investigación encontró evidencias de que la cadena de suministro de carne de JBS estaba vinculada a casi 70 casos de deforestación de la Amazonía y el Cerrado, gran parte de ellos potencialmente ilegales.
#4
Los vínculos del Banco Santander con la empresa Marfrig, otras de las grandes empresas cárnicas de Brasil, es similar: 58.000 hectáreas deforestadas en la Amazonia brasileña y el Cerrado desde 2020.
#5
Por último, cambiemos ahora de región y de país. Indonesia y las relaciones del Banco Santander con el gigante Sinar Más, una empresa del sector de la pasta de papel y del aceite de palma, señalada mundialmente por sus vínculos con la deforestación. Recientes investigaciones han descubierto destrucción de turberas y bosques tropicales en una zona de alto valor de conservación que formaba parte del área de distribución de una población de elefantes de Sumatra. Al parecer, ambas empresas eran proveedoras de madera a largo plazo de APP, la unidad de negocio de Sinar Mas, y ambas estaban supuestamente controladas por la propia APP/Sinar Mas. Según la reciente evaluación de Greenpeace Internacional sobre los avances de APP en la eliminación de la deforestación y la tala de turberas, en 2023 se quemaron casi 12.750 hectáreas de las concesiones de la empresa. Otro informe señala que una filial de Sinar Mas compró aceite de palma a molinos suministrados por dos empresas de aceite de palma de Kalimantan y Sumatra, que en el primer semestre de 2022 deforestaron un total de 1.960 ha durante ese periodo (y al menos otras 2.800ha en los dos años anteriores).
El Reglamento de la UE sobre productos libres de deforestación (EUDR), adoptado en mayo de 2023, es un primer paso para cumplir los compromisos globales de la UE y transformar su impacto en los ecosistemas al exigir a las empresas que vendan dentro de la UE sólo materias primas (carne de vacuno, soja, cacao, café, aceite de palma, caucho, madera y pasta de papel) libres de deforestación y producidos legalmente. Sin embargo, esta legislación no aborda todavía los flujos financieros asociados con la destrucción de los ecosistemas.
Y por este motivo necesitamos que la Unión Europea incluya al sector financiero en la próxima revisión de la Ley de Deforestación aprobada en 2023.
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