- Gran parte de los trabajos más feminizados quedan fuera de las estadísticas macroeconómicas dominantes. Así, indicadores como el PIB no sirven para medir el verdadero bienestar humano: a la economía le puede ir bien mientras se perpetúan las violencias machistas, crece la pobreza, el planeta es destruido, la juventud se queda sin vivienda o se comete una masacre contra Palestina.
Yo me imagino el PIB como un señor grande lleno de joyas que ha ido acumulando tantos privilegios que ya no tiene escrúpulos y que, por tanto, tiene como único objetivo en la vida seguir acumulando privilegios. No tiene memoria, no necesita a nadie porque tiene mucho dinero y, por supuesto, tampoco necesita unos arbolitos o unas flores silvestres porque viaja en avión de aquí para allá y, ¿quién siente los árboles desde un avión?
El PIB, o producto interior bruto, solo es un índice económico y en este post mi compañero Carlos Garcia Paret nos explica que su propio creador ya alertó de que no sirve para medir el progreso ni lo exitoso que tu país es en la vida.
Pero el caso es que imaginamos en base a lo que hemos ido aprendiendo, a lo que nos cuentan, a lo que vemos cuando paseamos, así que de algún lugar me vendrá a mí esta imagen. Veamos:
Ni a mi madre ni a mis tías les ha quedado una pensión decente a pesar de trabajar muchísimo toda su vida en cuestiones esenciales. Mis vecinas de Orcasitas, que llevan sosteniendo a sus familias y construyendo redes vecinales desde hace décadas (de esas redes que sostienen durante una pandemia lo que no son capaces de sostener las instituciones), tienen en muchos casos órdenes de desahucio pendientes. Muchas mujeres migrantes con las que comparto parque cuando mi hija sale del cole no pueden estar dadas de alta en la seguridad social porque no tienen aún regularizada su situación en este país a pesar de cruzarse Madrid cada mañana en 4 medios de transporte para limpiar casas o cuidar a personas mayores. El PIB, la Economía con mayúsculas, va cogiendo forma en mi imaginación.
Todo esto que yo y cualquiera podemos ver ha ocurrido mientras el PIB, “la economía”, crece. Y es que, como te contamos aquí, al PIB le da igual que se contamine el mar o se mate a 10.000 niños en Palestina, puede incluso que hasta no le venga mal porque se producen y se venden más máquinas de descontaminación o más armas. Por esto, a la economía le puede ir bien, como parece que ocurre en España, y que a la par crezca la pobreza, la sequía se recrudezca, la juventud se quede sin vivienda y siga aumentando la violencia machista.
«Al PIB le da igual que se contamine el mar o se mate a a 10.000 niños en Palestina»
¿Cómo es esto posible? El sistema económico capitalista es un señor ricachón cargado de privilegios. Y su funcionamiento es muy simple: para que unas personas puedan acumular privilegios otras tienen que empobrecerse. Cuantos más privilegios quieres acumular, más personas tienen que empobrecerse. Si el planeta está fatal y se empieza a poner más difícil lo de acumular (la Tierra tiene límites y la mayoría de ellos están ya sobrepasados), más personas aún y otros seres vivos no humanos deberán pasar al otro lado. De la misma manera, como todas esas tareas que nos sostienen cotidianamente no pueden dejar de hacerse (es imposible dejar de cuidar o de alimentar, o de limpiar) y quienes acumulan privilegios no quieren hacerlas, más personas empobrecidas, y por tanto sin capacidad de elegir, tendrán que acarrear con ellas.
«Son especialmente las mujeres empobrecidas, migrantes, racializadas, las que sostienen este trabajo sin que los indicadores económicos lo reflejen»
Sin todo el trabajo que históricamente han hecho y siguen haciendo las mujeres, este sistema no puede sostenerse. Hoy, aquí, son especialmente las mujeres empobrecidas, migrantes, racializadas, las que sostienen este trabajo sin que los indicadores económicos lo reflejen.
¿Cómo medimos entonces si las cosas a nivel macroeconómico van bien?
Existen ya multitud de indicadores económicos que incluyen la medición del bienestar, la inclusión, la redistribución o el impacto sobre la naturaleza. Como expresan quienes han dedicado tiempo a desarrollar estos índices, no es posible usar un único índice para ver cómo van las cosas porque la realidad es muy compleja y por eso, se aventuran a concluir, está resultando difícil desbancar al PIB como indicador hegemónico.
Yo me aventuro a pensar que, con la de cosas tan complicadísimas que ocurren cada día en los mercados financieros, no debería ser tan difícil, con un poco de voluntad, empezar a medir las cosas de otra manera aunque eso implique usar diferentes indicadores para tomar las decisiones. Como nos recuerda la activista feminista y economista Amaia Pérez Orozco en su libro Subversión feminista de la economía, la economía es una construcción social, ni ha existido siempre tal y como la conocemos en los últimos siglos ni tiene por que seguir siendo así en el futuro.
«La economía es una construcción social, ni ha existido siempre tal y como la conocemos en los últimos siglos ni tiene por que seguir siendo así en el futuro»
¿Qué podemos hacer quiénes no nos dedicamos a esto de la macroeconomía?
En realidad podemos hacer infinidad de cosas muy relevantes:
- Podemos explicarles a nuestras hijas e hijos, o a las de nuestros amigos, una y otra vez, cuáles son los trabajos verdaderamente importantes para sostener la vida, y a quiénes beneficia que no los valoremos.
- Podemos plantearnos cuáles son nuestros privilegios, de dónde vienen y cómo nos hacen ser.
- Podemos apoyar políticas que redirijan el dinero público a las actividades y servicios que respetan los límites planetarios y permiten vidas dignas a todas las personas, porque uno de los grandes problemas es que aún sabiendo que el PIB no refleja la realidad que queremos, cada día, se toman decisiones políticas en base a este indicador.
- Podemos juntarnos con otras personas para formar redes de apoyo y alternativas que construyen otra economía.
- Podemos dedicar tiempo a escuchar a quiénes construyen otras economías cada día, quizás vivan en la puerta de al lado de tu casa. También a quiénes nos traen otras reflexiones desde la academia. Y podemos explicar y visibilizar que otra economía es posible para garantizar una vida digna y de calidad a todas las personas.
Lo que parece claro es que en el #8M2024, este señor cargado de privilegios llamado PIB ni estará ni se le espera. El resto, amigas, nos vemos en las calles.
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