En los años setenta, el caso Watergate que acabó con la dimisión del Presidente de los EE.UU., Richard Nixon, dejó para la posteridad una frase que explica muy bien la actual crisis ecosocial en la que se encuentra el planeta.
“Sigue la pista del dinero” es lo que le aconsejaba “garganta profunda”, un confidente anónimo, al periodista Woodward que se afanaba por desentrañar la trama de espionaje que había creado Nixon para robar documentos en la sede de su rival en las elecciones, el Partido Demócrata, así como el posterior intento del presidente del Partido Republicano de encubrir a los responsables.
Y esta frase, “sigue la pista del dinero”, nos sirve también para explicar el problema de la destrucción de los bosques y otros valiosos ecosistemas.
El caso aquí es que las instituciones de la Unión Europea se perciben a sí mismas como un modelo a seguir en la lucha contra la pérdida de biodiversidad. Pero una mirada más atenta revela que detrás de una buena imagen de sus relaciones públicas se esconde el poder del sistema financiero oculto tras una impunidad (debido a la ausencia de un marco regulatorio) que le permite hacer y deshacer a sus anchas.
Sí, los bancos y las instituciones financieras de la UE están financiando la destrucción de la naturaleza a escala mundial. Y sobre este asunto, el papel del sistema financiero de la UE en la destrucción de los ecosistemas, hoy hemos publicado una investigación que revela que, desde la firma del Acuerdo de París en 2015, los bancos europeos han prestado alrededor de 256 mil millones de euros a empresas que ponen en riesgo bosques, sabanas y otros ecosistemas naturales críticos para el clima y la biodiversidad. La investigación, publicada por las organizaciones Greenpeace Internacional, Milieudefensie y Harvest (y apoyada por 20 organizaciones ambientales) está basada en datos recopilados por el centro de investigación independiente Profundo y pone el foco en la relación entre las instituciones financieras y grandes empresas internacionales – como JBS, Bunge, Cargill o Sinar Mas – que son importantes productores, procesadores y comerciantes mundiales de soja, carne de vacuno, aceite de palma, caucho, madera y otras materias primas. La actividad de estas grandes empresas está fuertemente vinculada con la deforestación y conlleva un alto riesgo de destrucción de ecosistemas. El informe concluye que la UE es el segundo mayor centro financiero del mundo en cuanto a financiación de estos sectores de riesgo para los ecosistemas debido a la destrucción de la naturaleza. Este dinero, los 256.000 millones de euros ha ido destinado a créditos e inversiones como el gigante ganadero brasileño JBS, la empresa estadounidense de materias primas alimentarias Cargill y el conglomerado indonesio Sinar Mas, todas ellas vinculadas a la reciente destrucción de la naturaleza.
El banco Santander, entre los peores de la clase
El informe incluye el papel de instituciones financieras con sede en España, como los bancos Santander, BBVA o Caixabank. Las cifras ascienden a 29.600 millones de dólares (27.200 millones de euros) en crédito desde 2016 y a 1.100 millones de dólares (1.000 millones de euros) en inversiones. Estas cifras convierten al sector financiero español en el cuarto mayor proveedor de crédito y el noveno mayor inversor en estos sectores entre los miembros de la UE, y el décimo mayor en crédito (25º en inversión) en el mundo.
Respecto al Banco Santander, esta entidad es el sexto proveedor de crédito, con sede en la UE, a grandes grupos empresariales activos en sectores de riesgo para los ecosistemas, proporcionando, desde 2016, crédito por valor de 21.300 millones de dólares e inversión por valor de 255 millones de dólares. El Santander financió a cinco de los seis grupos empresariales con vínculos directos o en su cadena de suministro con la reciente destrucción de ecosistemas. En concreto Bunge, Cargill, JBS, Marfrig y Sinar Mas. En el caso de la empresa cárnica Marfrig, el Banco Santander fue el mayor proveedor de crédito entre los bancos de la UE.
Lo paradójico es que la UE cuenta con una legislación reciente, el Reglamento de la UE sobre deforestación (EUDR), que se aplica a materias primas como la soja, el aceite de palma y la carne de vacuno, para prohibir en su mercado los productos derivados de estas materias primas cuando están asociados a la deforestación. Pero el EUDR no regula el sector financiero. Todavía…
La buena noticia es que la Comisión Europea deberá revisar esta legislación y evaluar la conveniencia de incluir al sistema financiero dentro de la misma.
Porque hay que “seguir la pista del dinero” para detener la expansión de las materias primas para piensos industriales, la ganadería, el aceite de palma y las plantaciones para pasta de papel a costa de bosques y ecosistemas naturales y revertir urgentemente el daño causado. Debemos poner fin a los servicios financieros como el crédito, la suscripción y la inversión a empresas vinculadas a la destrucción de ecosistemas.
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