Ellas, ellos no pidieron nuestros aplausos.
Estaban cansados de pedir nuestro apoyo.
Las mareas, ¿recuerdan?, “nos sacaron los colores “a las calles. El color verde, el color rojo, el color naranja, y el color blanco. Lo dicho, que sacaron los colores a las calles.
Y ¡ni caso! Pedían ayuda en forma de apoyo económico y reconocimiento social valorando sus trabajos (tan imprescindibles). Gritaban en las calles, por debajo de nuestros balcones; la marea verde por la escuela “pública”; la marea roja por la investigación con fondos “públicos”; la marea naranja por la valoración de los servicios sociales “públicos”; la marea blanca por el abandono del servicio “público” de salud.
Y no los vimos pasar por debajo de nuestros balcones. La cámara de televisión en ese momento apuntaba a otro lado y no los vimos en la tele. No querían que los viésemos. Nos los ocultaban. Eran incómodos porque pedían más justica social, mejor reparto de las oportunidades y mejora en sus condiciones de trabajo. Eran las condiciones de trabajo de los que nos cuidaban, nos elevaban socialmente o nos impulsaban con proyectos de futuro.
No recibieron nuestros aplausos. Sí recibieron desprecio y malas palabras por parte de “esos”, los que no querían enseñárnoslos.
Pero un día,… “esos” nos vieron preocupados, desesperanzados, amedrentados. Y “esos” pusieron sus cámaras de la tele mirando a nuestros balcones (a los balcones que miraban las mareas cuando pasaban por debajo). ¡Poneos ahí y aplaudid a nuestros valientes muchachos y muchachas! Los de las batas blancas. ¡Que sientan “vuestro” cariño!
“esos” decidieron que su dinero (que para más jodienda era el nuestro) no se lo iban a dar. Estaba destinado a otras cosas, a otros bolsillos, a otros “intereses”.
Y nosotros salimos a los balcones y aplaudimos (lo que nos habían dicho). En algún ayuntamiento rescataron alguna estatua ya aorillada (¿por fea?) y se la dedicaron.
No les pagaron. No les hicieron contratos decentes. No les apoyaron en lo que pedían.
¡Es que no hay médicos! ¡No hay enfermeras! ¡Se han ido a Alemania o a Reino Unido!
Despreciaron a nuestros sanitarios con su abandono y despreciaron a todos nosotros con su manipulación.
La situación sanitaria va mejorando afortunadamente, pero la situación de nuestros sanitarios no mejorará. Y a la larga, tampoco nuestra salud.
No apoyaron a las mareas, pero ¡hay que ver cómo aplaudían! ¡Qué entusiasmo!
Puede ser porque las mareas “marean”. La hipocresía ya está asumida y descontada.
Nos pidieron ayuda y nos dijeron que les diésemos aplausos.
JESÚS CORNEJO, COORDINADOR PROVINCIAL DE ÁVILA DE IZQUIERDA UNIDA
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